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        Lisboa

        La capital portuguesa es una caja de sorpresas que regala al viajero multitud de experiencias. Los barrios de Lisboa se reconocen por su carácter particular e incluso por la actividad que predomina en ellos, como los espectáculos de fado de Alfama, la vida nocturna del Barrio Alto o las librerías y cafés de Chiado. Si hay un denominador común a todos ellos es su encanto especial y su ritmo alegre que invita a pasear y descubrir.

        Alfama

        El barrio de Alfama es una de las zonas más cotizadas de Lisboa, que ha sabido conservar su encanto auténtico incorporando el turismo como un elemento más de la fisionomía de sus calles. En esta zona son muy típicos los espectáculos de fado, una tradición portuguesa imprescindible.
        Además, aquí se encuentran miradores como el de Graça y el de Santa Luzia, el Castillo de Sao Jorge y, muy cerca, la catedral de la Sé.

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        La zona centro y La Baixa

        La Plaza del Comercio es el corazón turístico por excelencia de Lisboa, de donde nacen algunas de las principales arterias, como la peatonal Rua Augusta. Esta plaza, abierta al Tajo, destaca por la majestuosidad del arco de la Rua Augusta y los edificios de fachadas amarillas, una de las estampas más típicas de Lisboa. En esta zona, se pueden tomar buses a Belém y otras zonas turísticas. Además, es un punto de encuentro ideal para descubrir La Baixa y adentrarse en los barrios de Chiado y Rossio.

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        Gastronomía portuguesa

        Lisboa es también un paraíso para los amantes de la cocina. El rey de los restaurantes lisboetas es sin duda el bacalao, con el que dicen que se puede preparar una receta diferente cada día del año.
        En el mes de junio, el bacalao cede el protagonismo a las sardinas asadas, cuyo apetitoso olor invade las calles del barrio de Alfama. Mientras que en invierno, las castañas asadas tientan a los viajeros desde los puestos callejeros repartidos por toda la ciudad. El frío también se combate con un buen plato de feixoada o una açorda.
        De postre, es imprescindible probar los pasteis de Belém, con su exquisita combinación de hojaldre y crema. Para comenzar el día con un toque dulce, lo más típico son los bolos de arroz.

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